Cali, julio 25 de 2025. Actualizado: viernes, julio 25, 2025 18:11
Un liderazgo que articula deporte, cultura y educación
Diego Medina: liderazgo que transforma espacios y voluntades en la comuna 10 de Cali
Desde una escuela de fútbol en El Guabal hasta la gestión de un centro cultural para toda una comuna, Diego Medina recorrió un camino marcado por la acción colectiva.
Comunicador social y especialista en gestión pública, su trayectoria como presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio El Guabal —cargo que ocupó en tres periodos no consecutivos— está definida por una consigna: articular comunidad e instituciones para generar soluciones sostenibles.
La comuna 10, conformada por 19 barrios, carece de espacios adecuados para la expresión cultural, la práctica deportiva y el emprendimiento local.
Esa necesidad motivó a Medina a unir el trabajo con otros presidentes, como Rodrigo Cerón de El Dorado y Jeffer Miller del Olímpico, para liderar un proyecto que busca cambiar esa realidad: la construcción de un centro cultural, deportivo y de emprendimiento, cuyo objetivo es ofrecer infraestructura multifuncional para jóvenes, organizaciones barriales y procesos sociales del sector.
El proyecto, que ya cuenta con diseños financiados por la Gobernación del Valle, será construido en el polideportivo La 23, un predio público ubicado en la calle 23 con carrera 39.
Se proyecta que la obra se realice en varias fases, con recursos provenientes de la Alcaldía de Cali, y se espera que esté concluida antes de octubre de 2027.
Centro cultural: una apuesta para reorganizar el tejido urbano
El diseño preliminar del centro contempla un aula multipropósito, teatrino, zonas lúdicas y una cancha sintética. La idea, según Medina, es que el espacio funcione como epicentro comunitario, con capacidad para acoger actividades educativas, artísticas, recreativas y empresariales.
Además de la proyección funcional, el lugar tiene una ubicación estratégica, ya que se encuentra entre las comunas 10 y 11 y en un corredor vial clave entre el oriente y el centro-sur de la ciudad.
Para lograr que la iniciativa avanzara, fue necesario activar canales institucionales. Medina participó en los comités de planificación local y en asambleas comunitarias, espacios donde se definen los proyectos que reciben recursos del presupuesto participativo.
Aunque este tipo de fondos no alcanzan para una obra de gran escala, el proceso permitió visibilizar la necesidad y sumar voluntades políticas.
Fue en una de esas reuniones donde el alcalde mostró interés por el proyecto. Dado que la obra supera los 30 mil millones de pesos, su financiación provendrá del empréstito municipal, lo que permitirá iniciar su construcción en fases.
La firma de un acuerdo entre Gobernación, Alcaldía y representantes comunales será el paso siguiente para su ejecución.
Transformar desde lo cotidiano: la recuperación del espacio público
Antes de liderar macroproyectos, Medina trabajó en acciones puntuales con impacto territorial. Uno de los casos más significativos fue la recuperación del parque longitudinal entre las calles 18 y las carreras 40 y 41A.
Este parque, conformado por cuatro sectores, incluía un tramo conocido como “la calle del bazuco”, señalado por la comunidad como punto de expendio y consumo de drogas.
La intervención empezó con una acción simple: instalar aros en una cancha abandonada. Luego, con apoyo de la Secretaría de Deportes, se rehabilitaron los espacios múltiples.
Hoy, ese parque acoge actividades físicas permanentes, y su apropiación comunitaria redujo significativamente las dinámicas de riesgo.
Otro sector del mismo parque fue escenario de hechos violentos, incluidas dos matanzas con saldo de siete personas asesinadas.
En respuesta, se adecuaron estaciones biosaludables y se instalaron juegos infantiles. La comunidad, organizada, participó en la gestión, el diseño y el uso cotidiano de estos espacios. Actualmente, el parque se mantiene activo y en uso.
Educación comunitaria y gestión desde la base
Otro frente que ocupó la agenda de Diego Medina es el fortalecimiento del colegio Nueva Granada, el único plantel educativo en Colombia propiedad de una Junta de Acción Comunal.
Pese a las dificultades económicas, el colegio continúa funcionando y recientemente recuperó su equipamiento deportivo gracias a recursos gestionados desde la comunidad.
La labor educativa también fue parte de su trabajo antes de asumir un cargo formal. Medina fundó, con recursos propios, una escuela gratuita de fútbol en El Guabal.
Durante cinco años, el proyecto impactó a niñas y niños con actividades deportivas, lúdicas y culturales. Muchos de esos menores tuvieron allí su primera salida al zoológico o al centro de Cali.
Esa iniciativa fue una semilla para su vinculación a la organización comunitaria. Posteriormente, sin ocupar un cargo, gestionó con la Gobernación la construcción del primer kiosco comunitario del barrio, hoy en funcionamiento.
Ambos procesos mostraron que la acción colectiva puede anticiparse a la política institucional cuando se parte del conocimiento del territorio.
Escuchar, articular y retirarse a tiempo
A lo largo de sus tres períodos como presidente, Medina identificó dos retos constantes: la dificultad de alinear las prioridades estatales con las necesidades locales y la baja participación de algunos sectores comunitarios.
En sus palabras, “hay quienes eligen para que les solucionen todo, pero no participan en la solución”. Frente a eso, insistió en la importancia de hacer pedagogía sobre los alcances reales del liderazgo barrial.
Para avanzar en cualquier proyecto, su estrategia es insistir y apropiarse de los espacios formales de decisión. Desde los comités de planificación hasta las reuniones con entidades, promoviendo una gestión basada en la escucha activa, la claridad y la participación directa de la comunidad.
Aunque su actual periodo va hasta junio de 2026, Diego Medina ya tomó la decisión de no postularse para una cuarta presidencia. Considera necesario abrir el camino a nuevos liderazgos y acompañar desde otro rol.
Cree que el relevo generacional debe darse de forma organizada, con acompañamiento y formación desde la experiencia.
El cierre de su ciclo como presidente no significa un retiro del trabajo comunitario. Planea seguir vinculado desde otros espacios y roles, impulsando procesos y articulando esfuerzos.
En su visión, liderar no es centralizar decisiones, sino facilitar que otros también asuman responsabilidades, desde la verdad, la escucha y la acción conjunta.