Paul Romer critica reforma laboral: “Reforzar privilegios no resuelve la informalidad”

En su paso por América Latina, Paul Romer, Premio Nobel de Economía y actual profesor de la Universidad de Boston, compartió una serie de reflexiones sobre los desafíos que enfrentan países como Colombia en materia de política laboral, sostenibilidad fiscal, tecnología y desigualdad global.

En una conversación directa, Romer no eludió temas polémicos y cuestionó con severidad tanto las propuestas mal diseñadas como la falta de evidencia en fenómenos como la inteligencia artificial.

Profesor Romer, en muchos países se discute cómo mejorar el bienestar de los trabajadores sin afectar la viabilidad de las empresas.

¿Cuál es la salida para lograr ese equilibrio?

No hay una fórmula mágica. Queremos que los trabajadores tengan más dinero en el bolsillo, que consuman más y ayuden a la economía a crecer.

Pero eso solo es sostenible si las empresas pueden pagar esos salarios sin quebrar.

Aumentar el salario mínimo en exceso, como lo han hecho países como Sudáfrica, puede terminar excluyendo a los jóvenes del mercado laboral.

Y eso es grave. Porque cuando un joven no consigue empleo, también pierde la oportunidad de aprender habilidades trabajando.

¿Entonces el énfasis no debería estar en cuánto se paga, sino en cómo se mejora la productividad?

Exactamente. Toda la atención debería enfocarse en cómo logramos que ese trabajador sea tan útil y tan productivo que las empresas quieran contratarlo a buen salario.

Y para eso, necesitamos que los jóvenes desarrollen destrezas en empleos que les enseñen algo.

Ni la educación secundaria ni la universitaria bastan por sí solas.

Hay habilidades que solo se adquieren trabajando.

En Colombia se tramita una reforma laboral que refuerza la estabilidad de los empleados formales, pero no aborda la informalidad. ¿Qué opina?

Me preocupa que muchas veces las reformas respondan más a debates internos que a un diagnóstico claro del problema.

Si el desafío es la informalidad, reforzar los privilegios de quienes ya están dentro no va a resolverlo.

Lo que se necesita son políticas activas que abran oportunidades para quienes están fuera del sistema.

Programas donde ambas partes —jóvenes y empleadores— sepan qué deben hacer y qué pueden esperar.

Usted ha mencionado experiencias históricas. ¿Qué ejemplo rescataría como modelo exitoso?

Durante la Gran Depresión, Estados Unidos creó un cuerpo civil que ofrecía trabajo a los jóvenes mientras aprendían.

Era casi una organización militar, con rutinas estrictas, pero les daba estructura, experiencia y dignidad.

Fue uno de los programas más populares del New Deal.

Ese tipo de programas mixtos entre trabajo y formación pueden tener un gran impacto, incluso hoy.

Pasemos al tema fiscal. Colombia atraviesa una crisis de sostenibilidad financiera. ¿Qué salida ve?

Lo primero es aprender de la experiencia de los bancos centrales.

En los últimos 40 años, la creación de una cultura institucional fuerte en torno a la política monetaria ha reducido la inflación y evitado crisis cambiarias.

Ahora necesitamos hacer lo mismo con la política fiscal.

Tal vez ha llegado el momento de crear una especie de “banco central fiscal” o al menos un nuevo acuerdo institucional que impida el desorden permanente.

Sobre inteligencia artificial, ¿cree que estamos ante una verdadera revolución o una burbuja más?

Hoy hay muchas afirmaciones exageradas sobre lo que puede hacer la IA. Y muy poca evidencia de que realmente esté logrando algo transformador.

Las empresas han manipulado los comunicados de prensa y han vendido una ilusión. Los periodistas deberían exigirles pruebas reales, no solo promesas.

Hasta que vea evidencia concreta, no voy a cambiar de opinión. Lo que sí está ocurriendo es un enorme desperdicio de recursos.

En un mundo donde el poder económico está cada vez más concentrado, ¿qué tipo de economías alternativas vislumbra usted?

El cambio solo será posible si los países se atreven a decir: “No queremos eso”.

Muchos gobiernos han sido tímidos.

Si Colombia no quiere que una empresa como Facebook impacte la salud mental de sus jóvenes, debe poner límites.

El desarrollo sostenible solo es posible con gobiernos fuertes y legitimados. Y eso debería ser la prioridad número uno.

¿Qué políticas públicas considera esenciales para una economía equitativa y sostenible?

No puedo responder con una lista técnica.

Lo que sí sé es que ningún país podrá sostener su progreso si no tiene un gobierno capaz, tanto técnica como políticamente.

Esa es la base para enfrentar los retos ambientales, tecnológicos y sociales del siglo XXI. Y debemos construirla con urgencia.

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