Cali, agosto 2 de 2025. Actualizado: sábado, agosto 2, 2025 00:07
Cuando los sueños no se planean
A Gustavo Petro le queda un año en el poder. Ya no hay tiempo para relatos. Se acabó la etapa de las excusas.
La oposición, el Congreso, los ministros ineficientes, los “gringos”, incluso los infiltrados, han sido culpables de todos los fracasos.
Pero no. La verdad es más simple: el gobierno del cambio no ha tenido liderazgo ni rigor técnico para convertir sueños en realidades.
Después de tres años, el presidente ha sido un gran narrador. Pero gobernar exige mucho más que palabras. Requiere precisión conceptual, estudios serios y planes ejecutables.
No importa si se es de izquierda o de derecha: un mandatario tiene la obligación de hablar con cifras, con cronogramas, con presupuesto.
El análisis de sus discursos técnicos lo confirma. Su promedio de precisión es de 2,7 sobre 5. Hay diagnósticos acertados, sí.
Pero las propuestas carecen de sustento técnico, modelos viables o metas medibles. Lo que hay es metáfora, no estrategia. Lo que hay es visión sin hoja de ruta.
La transición energética, la reforma a la salud, la apuesta por la inteligencia artificial, la política de paz total… Todas han sido presentadas como causas nobles, pero con planes incompletos o imposibles de ejecutar.
Sin solidez, sin anclas en la ciencia, la economía o la administración pública.
Este gobierno aún puede corregir. Pero requiere humildad, liderazgo técnico y foco en la ejecución. No más anuncios sin sustento.
No más épica sin eficacia. Colombia no necesita un profeta: necesita un presidente que gobierne.
Queda un año. O corrige, o pasará a la historia como el gobierno que quiso transformar el país… y se quedó dormido soñando.