Cali, noviembre 17 de 2024. Actualizado: domingo, noviembre 17, 2024 16:56
Decisiones riesgosas
El país pensante, ese que todos los días se estructura de alguna manera, estamos absortos hace un poco más de dos años con la forma de gobierno que nos quieren imponer a través de Twitter, del odio y la confrontación permanente, que nos lleva a una preocupante situación de incoherencia y malestar.
Tal parece que esa es la sistemática actitud gubernamental para acorralarnos emocionalmente e inmovilizarnos físicamente.
Esa decisión extraña cuando se posesionó el gobierno el 7 de agosto del 2022, al dar de baja inmediatamente al generalato de las FF.AA. e inmovilizarlas moral y efectivamente, nos dejó un sinsabor pensando en lo que se nos venía encima.
Extrañamente, empezamos a sentir el aumento de la inseguridad y la violencia; de las cosechas de la coca; los accidente de helicópteros militares¸ masacres a diestra y siniestra.
Todo eso sin que escuchemos o veamos reacción alguna de los entes de poder.
Y Ahora se le ordena a la policía nacional no utilizar sus armas para defender al país según nuestra Constitución Nacional.
Es como si se previera la decisión del Consejo Nacional Electoral, al declarar la violación de topes financieros de campaña, en cumplimiento de Normas vigentes, para “tomarse el país”.
Fueron declarados sus magistrados como lo peor, convictos, corruptos, mejor dicho, según el gobierno no debieron “tocar al intocable”.
Bendito sea mi Dios. Lo cierto es que, de inmediato, se pusieron en movimiento, quién sabe bajo que órdenes, los grupos encargados de defender o blindar al gobierno, con propósitos deleznables, cuando el resto de la nación observa calmadamente, con civilidad, ese deseo de “tomarse el poder a la fuerza”, como se está diciendo desde la cúspide del poder.
Mientras tanto, la patria desesperada con el problema de los medicamentos, con muertos incluidos, inclusive niños, demostrándose que la intervención de la salud ha sido nula.
Con inmensas posibilidades de quedarnos sin energía y gas porque el gobierno no cancela compromisos adquiridos previamente por subsidios, entre otros.
Millones queremos que Petro termine su período para evaluar al final del camino, si lo hizo bien o no.
En fin, el país sabe a qué atenerse y lo que se puede desencadenar.
Dios quiera que no, por el bien de la democracia.
El mundo libre no toleraría otro episodio más de fuerza bruta, de humillación y de desesperanza.