Defendiendo a Pedro Pueblo

Hugo E. Gamboa Cabrera

Cuando Fidel Castro se tomó el poder en Cuba, dijo en su primera alocución: “En diez años tendremos un nivel de vida superior al de los EE.UU. Convertiremos a Cuba en el país más próspero de América.

Cuba alcanzará el nivel de vida más alto que ningún país del mundo”… Hoy da tristeza ver cómo tan bella isla, gracias a las fórmulas comunistas de Lenin y Stalin, cayó en desgracia, en todos los niveles. Similares promesas realizó Hugo Chávez y ya sabemos lo que sucede, por no hablar de otros países hermanos y del mundo.

En Colombia, a dos años de terminar su período, el señor Gustavo Petro acelera su odio contra quienes forjan empresas y dan empleo; trata a sus opositores de asesinos, simple y llanamente, entre ellos sus enmermelados; quiere cobrar, a través de otra reforma tributaria ( recordemos que una de estas, la famosa de Carrasquilla, fue la excusa para para sacar a la calle a miles de desadaptados pagados para tumbar al gobierno anterior y prenderle fuego al país) más impuestos dizque para “corregir” un hueco fiscal de doce billones de pesos, pese a que la senadora Catherine Juvinao dice que el gobierno cuenta con mucho dinero que será utilizado en la campaña electoral del 2026.

En fin, son tantas las cosas que enredan a este gobierno, entre ellas las de la terrible corrupción practicada en solo dos años de gobierno que, de antemano, podemos pensar qué diablos nos esperan en los dos faltantes.
Intervinieron las EPS supuestamente para salvarlas.

Siguen igual pero peor, no Hay medicamentos, los que el Invima no ha podido, por pésima gestión, importar eficazmente. Crearon un ministerio para calmar la voracidad de doña Francia Márquez, con cinco viceministerios a bordo, entre ellos uno para la primera línea, con un presupuesto que duele porque hubiese permitido utilizarse en otros menesteres más urgentes. Nombraron a un escritor de historias truculentas en un cargo donde se reparten a diestra y siniestra auxilios de “beneficencia” para ganar votos, de esos que creen que las ubres de las vacas no se secan, que servirán para sus propósitos electorales.
El inventario es extenso. Ecopetrol, el carbón, el gas, elementos que ningún país desecha por considerarlos fundamentales en sus economías, salvo nuestro país, dónde por ideología hacemos el ridículo ante el mundo.