Cali, agosto 5 de 2025. Actualizado: martes, agosto 5, 2025 21:23
Jugando con candela
El mundo entero cree que el bocón chantajista que gobierna desde Washington y el frío perverso que manda en Moscú están jugando tute cuando se amenazan con una guerra nuclear.
Lo peor es que el mundo también cree que son un par de perros cobardes mostrándose los dientes.
La verdad empero es que las condiciones geopolíticas y las circunstancias sicológicas de quienes manejan las dos potencias nucleares del mundo, nos tienen cerca de una brutalidad sin límites y aunque sería la mayor catástrofe de la historia humana, con efectos que perdurarían por generaciones, nadie le calla la boca a Trump y todos sospechan sobre cuál será la jugada siniestra de Putin.
Sabido y comprobado que Rusia y Estados Unidos pueden tener unas 11 mil ojivas nucleares podría pensarse que si el par de monstruos se enervaran y el uno atacara o el otro se sintiera a punto de ser destruido, ambos podrían reaccionar y prender la mecha con solo hundir un botón.
Si Rusia, que es la que más ojivas nucleares posee ,ataca Londres y Nueva York y Estados Unidos o la Otan responden atacando Moscú y San Petersburgo, los daños inmediatos volverían la guerra de muy pocos días y lo que vendría sería la batalla por la supervivencia en cada territorio.
Obviamente en eso no pensamos, pero ayer, cuando se supo que una de las alternativas de la guerra de bufidos entre Moscú y Washington es amenazar a Trump con instalar la base de los nuevos misiles Oreshkin en Venezuela, el asunto de ser actores de una guerra nuclear, o al menos sus víctimas, no está ya tan lejano.
Por supuesto Rusia, China y Estados Unidos andan tan bien armados que sus cohetes no necesitan parpadear en Venezuela o en Cracovia para acertar sus objetivos en territorio enemigo, pero como todo lo toman como juego, nada de raro tendría que por ser vecinos de los venecos termináramos metidos en una guerra ajena y sin tener en qué caer parados.