La ciudad que eligió los puentes

Rosa María Agudelo

El paro convocado por el presidente Petro apeló a la confrontación. Algunos de sus mensajes invocaron la lucha de clases y la violencia como mecanismo de presión.

Fue un llamado peligroso, en un país que aún no se repone del estallido social. Sin embargo, la respuesta ciudadana fue otra: ni masiva ni violenta. Una señal de que la gente busca caminos distintos.

Ese contraste es síntoma de una transformación silenciosa. La ciudadanía empieza a cansarse de ser usada como combustible de la polarización. Prefiere espacios de construcción.

En Cali, donde el recuerdo del 2021 sigue vivo, la lección fue aún más clara. Aquí triunfó otra narrativa: la de Compromiso Valle.

Este proceso nació en medio del caos. No como un plan de gobierno, sino como una apuesta colectiva de empresarios, líderes sociales y comunidades dispuestas a escucharse. Sin discursos grandilocuentes ni protagonismos. Con trabajo serio, sostenido y desde abajo.

Huertas, emprendimientos, formación, empleo. Una red de más de 700 organizaciones tejiendo soluciones desde el territorio a la que se han vinculado cerca de 100.000 personas

La lección la dio la ciudadanía. Eligió el diálogo, la concertación y el compromiso. Mientras algunos insisten en dividirnos, muchos ya estamos construyendo desde la diferencia.

Compromiso Valle no reemplaza al Estado, pero lo complementa con eficacia. Demuestra que sí es posible cooperar desde las diferencias.

Que la paz se construye, no se impone. Que el poder de cambiar las cosas no está en los discursos de plaza, sino en las mesas donde cabemos todos. Cali no respondió al llamado a la fractura. Eligió los puentes. Y esa es la mejor noticia.