Osuna en la Academia de la Lengua

El reconocimiento que  la Academia Colombiana de La Lengua le hizo a Héctor Osuna con su inclusión como miembro honorario,  provocará  extrañeza entre los puritanos que consideren que dicho organismo sólo deba cultivar el idioma y por tanto apenas estará conformado por cultores de la lengua.

Algo similar ocurrió cuando la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura al cantante rockero Bob Dylan.

En el caso de Osuna, la extrañeza de los puritanos desconocería que la caricatura sea otro importante vehículo de comunicación.

Un país  sumido en problemas políticos y sociales, requiere que a través de los medios el humor gráfico permee a los lectores.

No se trata que nos saturen con chistes flojos, bastante soportamos con la tendencia en las redes sociales.

Pero en Colombia tenemos humoristas legítimos, escritores y caricaturistas, que guiados por el postulado de Sigmund Freud, el chiste crítico que subvierte al lector, asumen la misión de  generar conciencia. Aplaudamos a la Academia Colombiana de La Lengua por esta segunda decisión, ya que la primera la tomó en 2016, cuando también reconoció como académico de número a Daniel Samper Pizano.

¿Quién niega haber reído alguna vez con una columna de Samper o  con un dibujo de  Osuna? En ambas ocasiones los lectores inocularon humor crítico.

El nombramiento del maestro Héctor Osuna puede producir extrañeza porque nos acostumbramos a que en Colombia todo llega tardíamente. Antonio Mingote fue un caricaturista y escritor español, que en 1987, es nombrado miembro de la Real Academia Española. En la Academia Colombiana aún falta el turno para un cantante destacado.

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