Cali, julio 18 de 2025. Actualizado: viernes, julio 18, 2025 16:53
Recobros que asombran
Como ocurre en los procesos de sucesión que le aparecen herederos, según estos, hijos que el difunto ocultó durante toda su vida, en la literatura también hay recobros que asombran.
Fallece un connotado escritor y en pocos meses una casa editorial, donde él publicaba sus obras, anuncia su novela póstuma, según esta, que dejó entre sus encargos o que los familiares hallaron sus borradores entre sus reblujos y decidieron hacerle honor a su memoria conservando la línea editorial.
Expósitos o reconocidos, lo cierto es que los lectores estarán ansiosos de adquirir y pronto será otro boom comercial, habrá personas que quieran cerrar un ciclo de lecturas de un estilo que les otorgó placer infinito.
Otros, los incrédulos y los que se oponen a las profanaciones intelectuales, de ninguna manera son seducidos por editoriales que hagan su agosto a costa del libro que aparece cuando ya el autor no lo puede desmentir o confirmar.
Pero también hablamos de recobros en los casos de aquellos libros que después de ser leídos en otrora, figuran como inéditos o desconocidos por presión de las modas culturales, quedaron en el olvido porque no interesaron a los sellos editoriales por dudoso mercado en librerías.
Afortunadamente, en tiempos que la memoria adquiere importancia en la historia como en la literatura, aparecen investigadores serios que se dedican a la ardua labor de reivindicar lo desechado alegremente.
DIEZ RECOBROS PARA LA LITERATURA COLOMBIANA, de Héctor H. Orjuela: reivindica las versiones originales de Yurupary, también al historiador literario Gonzalo Fernández de Oviedo, a Fray Felipe de Jesús, la primera versión de Nocturno de Silva, entre otros.