Cali, agosto 13 de 2025. Actualizado: miércoles, agosto 13, 2025 19:24
La campaña se radicalizará aún más
¿Cuál será el efecto político-electoral del magnicidio del senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay?
El asesinato del joven aspirante presidencial del Centro Democrático, así como la condena al expresidente Álvaro Uribe Vélez, son dos hechos que marcarán el rumbo de la campaña para las elecciones de 2026.
Si bien, por el elevado número de precandidatos –que ronda los 80 nombres– resulta complejo decir quién o quiénes podrían salir fortalecidos a partir de lo ocurrido, hay un primer efecto claro para la campaña: la radicalización de la polarización.
En ese sentido, pese a los mensajes que invitan a bajar el tono, la campaña tenderá a ser cada vez más pasional –visceral– y menos racional, lo que marcará, en términos de estrategia electoral, oportunidades para unos candidatos y amenazas para otros.
Los candidatos moderados y técnicos muy posiblemente quedarán por fuera del debate antes de lo pensado, porque el grueso de la opinión pública se alinderará hacia los extremos.
Cada quien se ubicará según la teoría conspirativa con la que se identifique…
La campaña, entonces, se volverá ahora –más que nunca– un choque entre “buenos” y “malos”, y las posiciones que tomen las mayorías estarán definidas no por la identidad con un proyecto o un modelo de país en particular, sino por la antipatía –o miedo u odio– que les despierte una figura.
Como van las cosas, en Colombia no se votará a favor de, sino en contra de. Unos lo harán en contra de Petro, otros en contra de Uribe. Y allí está la clave de quiénes podrían ser los candidatos.
El de un lado será el que mejor represente al presidente Gustavo Petro y en el otro, el que mejor encarne al expresidente Álvaro Uribe.
Los de un lado votarán para derrotar al uno, y los del otro votarán para derrotar al otro.
En ese sentido, los candidatos de centro –y sus estrategas– tendrán serios problemas para meterse en un debate donde los puntos medios pueden pasar desapercibidos o ser incomprendidos.
¿Qué podría evitar que la campaña se siga hundiendo en este remolino tóxico?