Cali, abril 17 de 2025. Actualizado: jueves, abril 17, 2025 09:21
Cinco imperdibles para disfrutar de su gastronomía
Recorra el Valle del Cauca a través de sus sabores en Semana Santa
Más allá de las procesiones y los templos, el Valle del Cauca ofrece una rica tradición gastronómica capaz de deleitar hasta al paladar más exquisito.
Desde los encocados de Buenaventura hasta los amasijos tradicionales de Cali, pasando por el sancocho de gallina de Ginebra o el café de Sevilla, este es un destino ideal para alimentar el espíritu y el paladar.
Según datos preliminares del Sistema de Información Turística del Valle del Cauca – SITUR Valle, operado por Cotelco, esta Semana Santa ya se prevé un aumento en el número total de visitantes en comparación con el 2024, alcanzando un total de 597,353 personas, lo que representará un incremento del 3,5% respecto al mismo período en 2024.
Además, se proyecta una tasa de ocupación hotelera del 42% y unos ingresos turísticos aproximados de 56 millones de dólares.
Además, como cada año, se espera la llegada de millones de visitantes a la Basílica del Señor de los Milagros de Buga, lugar en el que peregrinos nacionales e internacionales buscan renovar su fe.
Un espacio en el que se celebran 12 eucaristías diarias y se estima la llegada de 183,988 visitantes.
Pero el Valle no es solo fe; también es sabor, y todos aquellos visitantes tienen la oportunidad de explorar una gastronomía diversa y llena de matices.
Pues según el secretario de Turismo, Julián Franco Restrepo, esta es una región que gracias a su identidad pluricultural y multiétnica, logra combinar los sabores ancestrales del Pacífico, con lo tradicional del centro y el norte de la región, para ofrecer la gastronomía más diversa de todo Colombia.
“Con una cocina diversa que utiliza hierbas y especias, moldeada por la mezcla de culturas indígenas, afro y española, incluyendo la riqueza de ecosistemas que ofrecen sus frutos a los fogones de cada municipio. Desde las cazuelas más elaboradas hasta el jugo más sencillo, la cocina del Valle es completamente deliciosa e ingeniosamente recursiva”, enfatiza Franco.
En ese sentido, y para acompañar esta semana de fe, desde la Secretaría de Turismo del Valle del Cauca, dieron a conocer los cinco destinos emblemáticos donde la cocina local se convierte en protagonista:
Buenaventura: el mejor festín del Pacífico
Buenaventura es sinónimo de cocina vibrante e historia. Aquí, los fogones de las cocineras tradicionales mantienen vivas las recetas ancestrales que han pasado de generación en generación.
Platos como el encocado de camarón, la piangua en coco y el arroz con toyo son infaltables en las mesas de la región.
Además, no se puede hablar de Buenaventura sin mencionar sus bebidas afrodisíacas, como el viche, el curado, el arrechón y el tumba catre, declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
En cuanto a la oferta gastronómica, destacan lugares como Uramba Cocina, en el casco urbano, o las cocineras tradicionales de Bahía Málaga , donde se puede disfrutar de auténticas recetas que reflejan la historia y cultura del pueblo afrodescendiente.
Más allá de la tradición: alta cocina en Cali
Cali, reconocida como una de las ciudades gastronómicas del mundo por la red francesa Délice, ofrece una mezcla de tradición e innovación.
Durante Semana Santa, los amasijos como el pandebono (reconocido hace poco como el mejor pan por Taste Atlas), las marranitas y los aborrajados son protagonistas.
Pero también es sinónimo de alta cocina. Chefs como Catalina Vélez, del restaurante Domingo, fusionan la tradición vallecaucana con técnicas internacionales. “Nuestra cocina cuenta historias. Cada plato es un viaje por los sabores y las raíces del Valle”, afirma el secretario de Turismo. Otros nombres destacados y con propuestas innovadoras son el de Martha Jaramillo (El Ringlete) y Vicky Acosta (Platillos Voladores).
El corazón del sabor valluno en Ginebra, Guacarí y Buga
El centro del Valle del Cauca es un verdadero corredor gastronómico. En Ginebra -por ejemplo-, el sancocho de gallina en Los Guaduales o en Albania es un ritual obligatorio, pues es un plato de cocción lenta que reúne a familias enteras en torno a la mesa.
En Guacarí, el fiambre de doña Margot mantiene viva una tradición campesina, cada bocado cuenta una historia de campo y fogón.
Mientras en Buga, además de la devoción al Señor de los Milagros, la chuleta de cerdo en el restaurante Don Karlos es una auténtica institución culinaria.
La tierra del café y el canastao en Sevilla
En el norte del departamento, Sevilla, Pueblo Mágico, conocido como la capital cafetera de Colombia, ofrece una experiencia única para los amantes del café.
Allí, se destacan sitios como Casa Los Alpes, en donde se puede disfrutar del canastao, un plato típico que combina carnes, plátano maduro y yuca, servido en una canasta de bijao.
O también, espacios como Villa Laura y Palomino, que conforman un verdadero paraíso cafetero, donde se pueden encontrar más de 100 marcas de café de especialidad.
Sabores tradicionales en Rozo un paraje obligado cerca a Cali
A pocos minutos de Cali, en Rozo corregimiento del municipio de Palmira la comida típica brilla con luz propia.
Allí, el famoso “Pollo en su Jugo” es la estrella de los restaurantes campestres, que cada fin de semana recibe a cientos de visitantes, y sin duda, uno de los lugares más aclamados es la Casa de Doña Hilda Cuero, toda una institución en la preparación de este plato.
No obstante, los fritos y amasijos también tienen un lugar privilegiado en esta zona y en general en todo el Valle del Cauca, con las empanadas, los pandebonos y las marranitas encabezando la lista de imperdibles.
De esta forma, el Valle del Cauca es un destino que lo tiene todo: espiritualidad, naturaleza, cultura y, por supuesto, gastronomía.
Durante Semana Santa, los visitantes podrán vivir una experiencia única, donde la fe y los sabores se entrelazan para crear recuerdos inolvidables.