El queso graso, ¿aliado contra la demencia?

Un reciente análisis publicado en la revista Neurology sugiere que incluir quesos y nata con alto contenido de grasa en la dieta podría vincularse con un menor riesgo de desarrollar demencia.

La investigación, basada en casi 30.000 suecos seguidos durante 25 años, contrasta con la idea tradicional de que una alimentación baja en grasas protege la salud cerebral.

Pese al impacto de sus resultados, se trata de un estudio observacional que no confirma una relación causa-efecto.

Los autores, liderados por la epidemióloga Emily Sonestedt, de la Universidad de Lund, recopilaron datos de 27.670 participantes con una edad media de 58 años.

Cada persona anotó su ingesta semanal de lácteos grasos y respondió cuestionarios sobre hábitos alimentarios previos. Tras dos décadas y media de seguimiento, 3.208 voluntarios desarrollaron demencia.

Ajustando por variables como edad, sexo, nivel educativo y calidad global de la dieta, hallaron que quienes consumían más quesos con más del 20 % de grasa (Manchego, Parmesano, Roquefort, Cheddar…) presentaban un 13 % menos de riesgo que quienes los evitaban.

Sin embargo, varios especialistas advierten de sus limitaciones. Naveed Sattar, catedrático de Medicina Cardiometabólica en la Universidad de Glasgow, alerta de posibles sesgos: “Las personas que ingirieron más queso suelen tener un nivel educativo superior, lo que podría confundir los resultados. No hay garantía de causalidad”.

Por su parte, Tara Spires-Jones, neuróloga de la Universidad de Edimburgo, recuerda que la dieta cambia con el tiempo y que no hay evidencia sólida de que un alimento concreto prevenga la demencia.

Un debate abierto sobre las grasas y el cerebro

La demencia avanza imparable en una población que envejece. Se calcula que los casos mundiales pasarán de 57 millones en 2019 a 153 millones en 2050.

Factores genéticos y la edad explican la mayor parte del riesgo, pero informes como el de la Comisión Lancet en Demencias estiman que hasta el 45 % de los diagnósticos podrían evitarse o retrasarse actuando sobre 14 factores modificables, entre ellos la presión arterial, la diabetes o el colesterol LDL.

Aunque el nuevo estudio añade matices a la discusión sobre grasas saturadas y salud cognitiva, la comunidad científica insiste en priorizar intervenciones avaladas: controlar la hipertensión, mantener un peso saludable y prevenir enfermedades cardiovasculares.

A día de hoy, no existen pruebas contundentes de que incrementar la ingesta de quesos grasos reduzca de forma directa el riesgo de demencia.

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