Cali, abril 7 de 2025. Actualizado: lunes, abril 7, 2025 19:44
La normalización de la pornografía y su impacto silencioso
¿Ve pornografía? Esto es lo que le está haciendo a su cerebro y a su vida
El acceso a la pornografía nunca ha sido tan fácil ni tan aceptado socialmente como hoy, ya no se limita a espacios privados; ahora incluso circula sin filtros por redes sociales, no obstante, lo que parece una forma moderna de entretenimiento es, en realidad, una práctica con consecuencias complejas y profundas. Conozca qué genera ver pornografía.
En este artículo, exploramos cómo la pornografía afecta el cerebro y por qué es importante tener conciencia sobre su consumo.
¿Qué hace la pornografía en las personas?
Efectos psicológicos
El uso problemático de pornografía (UPP) se ha relacionado con niveles más altos de ansiedad, depresión, estrés y sentimientos de soledad.
Especialmente durante la pandemia de COVID-19, el consumo aumentó como mecanismo de escape emocional, generando dependencia en muchos usuarios.
Estudios con el Test de Adicción a la Ciberpornografía (CYPAT) han demostrado que quienes tienen mayores puntuaciones en esta escala también presentan un bienestar mental más bajo.
Impacto en el cerebro
La pornografía actúa sobre el centro de recompensa del cerebro, liberando dopamina, el neurotransmisor del placer, de tal forma cuando se vuelve constante, el cerebro se desensibiliza, lo que lleva a necesitar más estímulos para sentir la misma satisfacción.
Este fenómeno afecta funciones cognitivas importantes como la toma de decisiones, el autocontrol, la memoria de trabajo y la capacidad de posponer gratificaciones.
En otras palabras, ver pornografía con frecuencia puede reducir la capacidad para elegir lo que es mejor a largo plazo y aumentar la impulsividad.
Además, estudios de neuroimagen han demostrado cambios físicos en el cerebro, incluyendo una reducción de la materia gris y una alteración en la conectividad funcional, especialmente en áreas relacionadas con la motivación y el autocontrol.
Relaciones afectadas: intimidad, confianza y deseo
El consumo secreto o excesivo de pornografía puede erosionar la confianza y la conexión emocional en las parejas.
Muchas personas sienten que no pueden competir con los estándares poco realistas que promueve la industria del porno, lo que genera insatisfacción sexual y frustración emocional.
También se han reportado disfunciones sexuales como la disfunción eréctil, la eyaculación retardada o la disminución del deseo. Esto se debe, en parte, a la desensibilización provocada por la estimulación intensa y constante, que puede hacer que el sexo real parezca menos emocionante.
Autoestima
La exposición frecuente a cuerpos y prácticas idealizadas en la pornografía puede deteriorar la autoestima y la imagen corporal de quienes la consumen.
Tanto hombres como mujeres reportan sentirse inadecuados o poco atractivos, lo que puede derivar en problemas de seguridad personal y depresión e incluso búsqueda de cirugía estética para encajar en esos estándares.
Lee también: ¿Es bueno o malo ver pornografía?
Creencias
Personas con fuertes creencias religiosas o éticas suelen experimentar culpa, vergüenza e incongruencia moral, lo que intensifica el malestar psicológico.
Además, la exposición constante a ciertos contenidos puede modificar los valores personales y la visión sobre el sexo y las relaciones, generando una mayor tolerancia hacia la violencia sexual, la deshumanización y la cosificación, especialmente de las mujeres.
¿Se puede revertir el daño ocasionado por ver pornografía?
Si se identifica con algunos de estos efectos o simplemente desea retomar el control sobre su bienestar emocional y sexual, aquí le compartimos algunos consejos basados en la evidencia:
1. Reconozca el patrón de consumo
Llevar un registro honesto de cuándo y por qué ves pornografía te ayudará a entender si lo haces por aburrimiento, soledad, estrés o como escape emocional.
2. Reduzca la exposición progresivamente
No es necesario eliminar todo de golpe si no lo deseas, pero reducir gradualmente el consumo ayuda a restablecer la sensibilidad del cerebro al placer natural.
3. Ocupe su mente y cuerpo con actividades positivas
El ejercicio, la meditación, la lectura, el arte o la escritura pueden sustituir el impulso de buscar pornografía, al tiempo que liberan dopamina de forma saludable.
4. Fortalezca sus relaciones reales
Construir intimidad emocional y física con una pareja o mejorar tus vínculos sociales reales puede reducir el deseo de recurrir a estímulos digitales.
5. Busque apoyo de expertos
Hay comunidades y terapeutas especializados en adicción a la pornografía. Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de fortaleza y compromiso con tu bienestar.
6. Trabaje en su autoestima
Reconócete más allá del físico. Trabajar en tu autoconcepto y aceptación personal te hará menos vulnerable a los efectos de comparación y vergüenza.
7. Practiqueel “dopamine detox”
Alejarte por un tiempo de estímulos intensos (redes sociales, videojuegos, pornografía) ayuda a tu cerebro a recalibrarse, a encontrar placer en las pequeñas cosas cotidianas.