Cali, julio 22 de 2025. Actualizado: martes, julio 22, 2025 14:35

Una Memoria Literaria de Cali

La vuelta a la manzana

La vuelta a la manzana
lunes 21 de julio, 2025

Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente

Su independencia, un 3 de julio, y su fundación, un 25 de julio, son fechas que determinan celebraciones invertidas.

Las Administraciones siempre ponen coronas a Joaquín de Cayzedo y Cuero, por promover el acta hace dos siglos, y a Sebastián de Belalcázar, por fundarla hace medio milenio.

Pero la ciudad siempre ha tenido  quién le escriba letras que  fundamentan caleñidad. Además de “María” de Jorge Isaacs, de finales del siglo XIX y, “El Alférez Real”, de Eustaquio Palacios, de principios de la centuria pasada, varios escritores publicaron memorias, crónicas y novelas.

En Una Memoria Literaria de Cali LA VUELTA A LA MANZANA, publicación del Ministerio de Cultura, 29 nuevos escritores la exaltan como hijos legítimos, otros, oriundos de otras partes pero que se autoestiman caleños porque otrora jugaron pelota en sus calles  polvorientas.

Veintinueve narradores  acogieron la convocatoria de La Red de Bibliotecas Públicas y el Ministerio de Cultura, en 2013 con memorias citadinas que añoran nuestro  pasado, siendo un bálsamo contra la ingratitud,  logrando que admiremos la  transformación en  distrito cultural.

Añoranzas caleñas

Antes de las 29 nuevas miradas, en el pasado otros le escribieron a la ciudad crónicas de Indias, novelas, relatorías de tertulias y columnas de opinión.

Figuran, entre otros,  “El Burgo de Don Sebastián”, novela de Gregorio Sánchez; “Del Cali que se fue”, memorias de Manuel María Buenaventura; “Historia de la capilla de San Antonio y el Corrillo El Gato Negro”, de Luis Tafur Victoria; “Revaluaciones Históricas para la Ciudad de Santiago de Cali” de Demetrio García; “Ensayos y Crónicas” de Andrés J. Lenis; “Cali, mi tierra”, columnas periodísticas de Alfonso Bonilla Aragón; “Que viva la música”, novela de Andrés Caicedo; “La ciudad de los siete ríos”, novela de Humberto Jarrín; “La Cali que yo conocí”, memorias de José Ignacio Claros; “El cielo se hizo pardo”, novela de Jorge Andrés Ordoñez.

29 memorias inéditas

En su prólogo, “Una Memoria Literaria de Cali LA VUELTA A LA MANZANA”, invita a degustar la compilación de 29 exquisitos relatos: “Cada relato ha sido elaborado desde la experiencia de sus protagonistas, de manera que las vivencias de cada escritor, en un específico sector y durante un tiempo determinado, configuran la memoria de la toponimia de las calles, sus sitios de concurrencia, las anécdotas y los personajes que se destacaron por sus proezas y se convirtieron en los héroes de barriada”.

Por cuestión de espacio, el Diario Occidente escogió fragmentos de 9, aunque los 20 no reseñados también son de calidad.

De nacimiento o por adopción

Jota Mario Arbeláez (Cali 1940), nacido en la carrera Cuarta número 20-60, narra sus travesuras en el parque de San Nicolás. “¡Abuela!…, son los del carro fantasma de Coltejer, que tocan la puerta, pero no nos sabemos el santo y seña. Una multitud de vecinos y los micrófonos abiertos de los animadores que nos instan a decir la clave”.

Medardo Arias (Buenaventura 1956), crecido en la Avenida Los Mangos del Barrio San Fernando, recuerda a jóvenes vecinos figuras del deporte y narra  anécdotas en el sur de Cali, que considera “lugar paraíso con no pocos personajes célebres que iban haciendo historia sin proponérselo”.

Pedro Alcántara (Cali 1942),  nacido en la casa de los faroles, en la Quinta No 8-49, en esta ciudad que apenas tenía 142 mil habitantes.

Creció en una casa epicentro de visitantes ilustres de la vida cultural y social del país. “Los corredores eran cómplices de las interminables discusiones entre el maestro Guillermo Valencia y Baldomero Sanín Cano”.

De “Ciudad Señora” y “Puertas Abiertas”

Fernando Cruz Kronfly (Buga 1943), nació en la “Ciudad Señora”, creció en el Barrio Granada de Cali, Calle 15 Norte entre avenidas sexta y séptima. Recuerda que “las obreras pasaban en pequeños grupos delante de nuestra ventana. Entonces bajábamos lo ojos y nos codeábamos mientras las contábamos una por una”.

Kevin Alexis García (Cali 1985), en su adolescencia merodeó por la Avenida Sexta. “Para el año 2000, la avenida Sexta era un extenso cinturón de asfalto, bordeado por discotecas multicolores y centellantes, atravesada por vendedores de rosas, serenateros, salsomanos, estudiantes, hippies y poetas”.

Álvaro Gartner  (Manizales 1955), oriundo de la “Ciudad de las Puertas Abiertas”, pero domiciliado en el barrio La Campiña de Cali. ”Es este un barrio con personalidad enclavado en el norte de Cali. Una veintena de manzanas que comienza a orillas de la atafagada Avenida Sexta y se agota mansamente al pie de un ramal desprendido de la Cordillera Occidental que se asoma al valle del rio Cauca desde el cerro de Las tres Cruces. Esta Campiña se remonta a los años 40, quizás a finales de los 30. Fue destinada originalmente a asentar a los obreros que trabajaban en los talleres de Chipichape para el ferrocarril del Pacífico”.

Con entrañas caleñas

Ana Milena Puerta (Cali 1961), poeta, nacida en la Avenida Segunda norte con calle 19. Sus primeros versos los inspiró la brisa cuando de niña se escondía en la otra acera, frente al rio Cali.

“Todos los domingos de mi infancia salió el sol. Y nosotros cumplimos con su cita en las orillas del rio donde colgábamos columpios entre los árboles y jugábamos en sus orillas a mover ramitas, rescatar hojas de su lecho, apresar hormigas arrieras o conversar con el arrullo del agua”.

Darío Henao Restrepo (Cali 1955), reconoce las calles del barrio Alameda como su sombra.

“Nací a media cuadra del parque Alameda, en el corazón del barrio que lleva el mismo nombre. El barrio lo empezaron a construir con la primera industrialización de la ciudad en los años 30, cuando Cali empezaba a dejar atrás los trazos de burgo colonial para empezar a gatear como ciudad moderna (…) Muchas de las imágenes que tengo del barrio Alameda emergen de la variopinta clientela proletaria del bar de Don Cristóbal, en especial de sus antiguos compañeros del Ferrocarril del Pacífico”.

Carmiña Navia Velasco (Cali 1948), profesora universitaria, toma como referente  el primer capítulo de “El Alférez Real” e  identifica etnográficamente el espacio de su trabajo en el Centro Cultural Popular Meléndez, entre la hacienda y la invasión.

Sobre  Meléndez, Carmiña habla de  “un pasado cercano, con sabor y con olor a campo, a vacas y caballos, a río, a amaneceres acunados por el canto de pájaros y el volar de mariposas, a caña dulce. Meléndez era un corregimiento vecino de la ciudad de Cali”.


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