Cali, septiembre 5 de 2025. Actualizado: jueves, septiembre 4, 2025 23:06
Pero riesgos climáticos mantienen la presión inflacionaria
Precios de alimentos muestran alivio parcial
El comportamiento de los alimentos en Colombia sigue siendo un factor determinante en la dinámica inflacionaria.
De acuerdo con el más reciente Monitor de Precios de Bienes Básicos de Bancolombia, septiembre inicia con señales mixtas: mientras las proteínas y algunas frutas mantienen precios relativamente estables, el segmento de hortalizas continúa enfrentando volatilidad por choques climáticos y problemas de oferta.
“Estamos viendo un alivio parcial en el costo de los alimentos, pero aún persisten riesgos asociados a la variabilidad climática y a la transición entre fenómenos de La Niña y El Niño, que podrían impactar la producción agrícola y los precios en los próximos meses”, explicó Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de Bancolombia.
Proteínas: un respiro para el bolsillo
Las proteínas —carne de res, pollo, huevo y pescado— han mostrado relativa estabilidad en sus precios durante el último mes.
El informe señala que la recuperación de inventarios, en particular en pollo y huevo, ha permitido moderar la presión inflacionaria en este rubro.
La carne de res, que venía afectada por altos costos de insumos y exportaciones, ha tenido un respiro por la normalización de la oferta interna.
Esto representa un alivio importante para los hogares, ya que las proteínas concentran una parte significativa del gasto de las familias.
Frutas y hortalizas: la cara opuesta
En contraste, el segmento de frutas y hortalizas continúa mostrando alta volatilidad. Productos como el tomate, la cebolla y la papa han experimentado incrementos significativos debido a factores climáticos que afectaron los ciclos de siembra y cosecha.
Según el reporte, la inflación anual de hortalizas supera el 12%, y aunque algunos productos como el plátano o la yuca se mantienen más estables, la canasta hortofrutícola sigue siendo el rubro más vulnerable a choques de oferta.
Alimentos e inflación total
Los alimentos representan cerca del 28% de la canasta del IPC en Colombia, lo que significa que sus variaciones tienen un impacto directo en la inflación total.
El IPC anual a julio se ubicó en 4,82%, dentro del rango meta del Banco de la República, pero todavía por encima del objetivo puntual del 3%.
El comportamiento de los alimentos será decisivo para confirmar la senda de convergencia inflacionaria en el cierre de 2025.
Una moderación sostenida de sus precios podría consolidar la expectativa de inflación en torno al 4,5% al cierre del año, mientras que nuevos choques climáticos podrían retrasar ese proceso.
Impacto regional
El informe también resalta que el impacto de los precios de alimentos no es homogéneo en todo el país. Regiones como la Costa Caribe, con mayor dependencia de importaciones y logística de transporte, han enfrentado incrementos más altos en productos básicos.
En contraste, zonas productoras como Nariño o Boyacá muestran menor presión, aunque igualmente vulnerables a fenómenos climáticos.
Para el Valle del Cauca y el suroccidente, la cercanía a corredores agroindustriales mitiga parcialmente los costos, pero la volatilidad de frutas como el aguacate Hass y la caña panelera refleja la exposición de la región a la dinámica exportadora.
Riesgos climáticos en el horizonte
La transición hacia un posible fenómeno de El Niño a finales de 2025 es uno de los principales riesgos señalados por Bancolombia.
Menores lluvias podrían afectar la producción de arroz, caña de azúcar y cultivos de ciclo corto, con repercusiones directas en la seguridad alimentaria y en el ingreso disponible de los hogares.
“El comportamiento de los precios de los alimentos estará muy ligado a la estabilidad climática en los próximos meses. Si bien hoy vemos señales de alivio en algunas categorías, no podemos bajar la guardia frente a la vulnerabilidad estructural de la producción agrícola”, advirtió Clavijo.
Contexto internacional
La dinámica local también está influenciada por factores globales. La recuperación de los precios internacionales de granos como maíz y soya, usados en la producción de concentrados, presiona los costos de la cadena pecuaria.
Al mismo tiempo, la devaluación del peso en algunos periodos de 2025 ha encarecido las importaciones de insumos agrícolas y alimentos procesados.
En contraste, la estabilización de los precios del petróleo ha reducido parcialmente los costos de transporte y fertilizantes, aportando cierto equilibrio.
Proyecciones
De cara al cierre de 2025, el equipo económico de Bancolombia espera que los alimentos continúen moderando su aporte a la inflación, aunque con riesgos significativos.
Las proyecciones apuntan a que la inflación de alimentos podría cerrar el año cerca del 5,5%, por debajo del 7,2% registrado en 2024, siempre y cuando no se materialicen choques climáticos adicionales.
El comportamiento reciente de los precios de bienes básicos en Colombia ofrece un respiro parcial, pero la alta incidencia de los alimentos en el costo de vida de los hogares obliga a mantener la vigilancia.
La estabilidad en proteínas contrasta con la volatilidad de hortalizas y frutas, lo que evidencia la necesidad de políticas públicas orientadas a mejorar la productividad agrícola y reducir la vulnerabilidad climática.
Como concluye Laura Clavijo, “los alimentos seguirán siendo un componente decisivo en la inflación de 2025. La moderación actual es positiva, pero solo una agenda conjunta entre Gobierno, productores y sector financiero permitirá consolidar precios más estables y un entorno de mayor seguridad alimentaria para los colombianos”.