Cali, septiembre 5 de 2025. Actualizado: jueves, septiembre 4, 2025 23:06
Informalidad laboral mantiene las brechas regionales
Pobreza en Colombia baja al 31,8%
Colombia cerró 2024 con una reducción en su incidencia de pobreza monetaria, que pasó del 34,6% en 2023 al 31,8% en 2024, lo que significa que cerca de 1,4 millones de personas lograron superar la línea de pobreza en un año.
Sin embargo, el más reciente análisis de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) advierte que las mejoras nacionales esconden profundas disparidades departamentales y una fuerte relación con la informalidad laboral, factores que siguen condicionando el desarrollo económico y social del país.
Brechas territoriales: de Bogotá a La Guajira
La pobreza en Colombia tiene un fuerte acento regional. Mientras que departamentos como Chocó (67,4%), La Guajira (65,7%) y Sucre (57,5%) concentran los mayores niveles de privación, territorios como Bogotá (19,6%), Caldas (20%) y Cundinamarca (20,1%) exhiben las cifras más bajas.
Estas diferencias superan los 45 puntos porcentuales, lo que evidencia un mapa de pobreza fragmentado y dependiente de condiciones estructurales como la calidad del empleo, la productividad y el acceso a servicios públicos.
ANIF explica que estas desigualdades se profundizan porque la línea de pobreza monetaria varía entre regiones: en 2024 se ubicó en $628.604 para Bogotá, frente a apenas $351.496 en La Guajira.
Esto implica que el costo de vida urbano, aunque más alto, está acompañado de mayores ingresos laborales, mientras que en departamentos rurales la precariedad laboral impide superar incluso un umbral más bajo.
Informalidad: la trampa de la pobreza
El informe muestra una correlación del 71% entre la incidencia de pobreza departamental y la proporción de trabajadores por cuenta propia frente a los asalariados.
En los territorios más pobres, como La Guajira y Sucre, predominan los hogares cuyo jefe de hogar trabaja por cuenta propia, generalmente en condiciones de informalidad, baja productividad y remuneraciones por debajo del salario mínimo.
En contraste, departamentos con mayor proporción de asalariados —Cundinamarca, Caldas o Bogotá— logran reducir la pobreza gracias a empleos más estables y con acceso a seguridad social.
Anif concluye que el factor determinante no es solo la generación de empleo, sino su calidad: “la ocupación laboral informal contribuye significativamente a la pobreza departamental, porque la falta de empleos estables y bien remunerados incrementa la probabilidad de permanecer en condición de pobreza”.
Desempleo e ingresos: señales mixtas
El descenso en la pobreza coincide con un mejor desempeño de la economía en 2024: el PIB creció 2,6%, la inflación bajó a un 7,2% y el desempleo promedió 10,2%, su menor nivel en cinco años.
Sin embargo, la generación de empleo se concentró en ocupaciones informales o de baja productividad, lo que explica por qué el avance en reducción de pobreza no fue mayor.
Anif resalta que, aunque la pobreza bajó tres puntos porcentuales, la desigualdad entre regiones apenas se modificó, y la movilidad social sigue limitada por las condiciones precarias de buena parte de los empleos creados.
Implicaciones económicas y sociales
El análisis plantea que la pobreza no puede abordarse solo como un indicador social, sino como un factor que limita el potencial de crecimiento económico.
Los departamentos más pobres son también los que menos aportan al PIB nacional, lo que genera un círculo vicioso entre baja productividad, informalidad y bajos ingresos fiscales para financiar inversión pública.
De hecho, Chocó, La Guajira y Sucre, que concentran más del 60% de pobreza, apenas aportan en conjunto el 2% del PIB nacional. En contraste, Bogotá, con menos del 20% de pobreza, explica cerca del 25% del producto interno bruto.
Retos hacia adelante
Para Anif, el reto principal es romper el vínculo entre informalidad y pobreza. Esto implica incentivar la formalización laboral y empresarial, mejorar la cobertura y calidad de la educación, y generar políticas diferenciadas por regiones.
Además, se requiere una política fiscal más eficiente que destine mayores recursos a las zonas con mayores rezagos sociales.
La entidad insiste en que las intervenciones deben estar focalizadas en mejorar la calidad del empleo: “es necesario garantizar la formalidad laboral y empresarial, ya que las condiciones dignas de trabajo aumentan los ingresos del hogar, contribuyen a superar los umbrales de pobreza e impulsan la movilidad social”.
La reducción de la pobreza al 31,8% en 2024 representa un avance innegable para Colombia, pero también deja en evidencia las limitaciones de una estrategia que no logra cerrar las brechas territoriales ni atacar de raíz la informalidad laboral.
En términos macroeconómicos, las mejoras en pobreza acompañan un contexto de mayor estabilidad en inflación y desempleo, pero la persistencia de altos niveles de informalidad compromete la sostenibilidad de los avances.
El mensaje de Anif es claro: Colombia necesita una política pública que trascienda las cifras nacionales y se concentre en transformar la realidad de los departamentos más vulnerables, donde la pobreza se entrelaza con la informalidad y limita las oportunidades de desarrollo económico y social.