El espectáculo como ejemplo

Rosa María Agudelo

Amo a Cali, pero lo cierto es que no es la sucursal del cielo que todos creemos. Es fácil verla así si no la comparamos con cientos de ciudades del mundo que se lucen con su arquitectura, el arte, el orden e incluso el medio ambiente.

Por eso, el concierto de Shakira fue la oportunidad de ver un espectáculo de talla mundial. Desde la logística, el montaje del escenario, la calidad de los artistas y el diseño del espectáculo.

El concierto nos mostró lo que significa la excelencia. Lo que hacemos en Cali lo hacemos con empeño pero lejos de los estándares mundiales.

Durante mucho tiempo, Cali ha estado por fuera del radar de los grandes espectáculos. Mientras otras ciudades se llenan de luces, sonido y experiencias inolvidables, aquí nos debemos conformar con lo básico.

Esta vez fue diferente. Vimos lo que es posible cuando se sueña en grande y se ejecuta con calidad.

Un concierto como este no solo emociona. También reactiva la economía. Mueve el turismo, la hotelería, el comercio y genera empleos.

Pero además, nos conecta con otras ciudades del mundo. Nos sube la vara.

Cali necesita cultura, deporte, arte y entretenimiento. No como adornos, sino como motores de desarrollo social y urbano.

Necesita eventos que inspiren a sus jóvenes, que proyecten otra imagen de ciudad, que rompan con los estigmas.

El espectáculo de Shakira nos mostró que la calidad es una decisión. Necesitamos más ejemplos así: proyectos, artistas y eventos que eleven el estándar, que nos reten a ser mejores.

Cali puede lograrlo si deja de conformarse con lo mínimo y empieza a creer en lo máximo.