Cali, octubre 29 de 2025. Actualizado: miércoles, octubre 29, 2025 16:45
La lista Clinton y el algoritmo de la maldad
Cali no solo ha tenido un papel protagónico en el mundo de la salsa, sino también —debido al accionar de su cartel de narcotráfico en los noventa— en la creación de la lista Clinton.
La lista negra moderna, se ha convertido en un eficaz mecanismo para bloquear financieramente a quienes la integran. Es la muerte económica, o mejor aún, un entierro en vida.
Lo interesante es que todo el sector financiero, local e internacional —incluidos paraísos fiscales—, se abstiene de tener relaciones con los individuos allí señalados.
Y no lo hacen por virtud ni por moral, sino por conveniencia. Para los bancos pesa más mantener sus lazos con el inmenso sistema financiero de Estados Unidos que arriesgarse a perderlo por negociar con los proscritos.
En pocas palabras, no dejan de lavar dinero por principios, sino por miedo a quedarse sin lavadora.
Y, paradójicamente, ese temor es lo que vuelve eficaz a la lista: el poder de Estados Unidos convierte el interés particular en una forma de justicia global.
Pero hay algo en el algoritmo de la maldad que no funciona bien.
Si estar en la lista Clinton significa haber contaminado el sistema financiero con dinero de la droga, ¿por qué no se aplica el mismo criterio a quienes lo contaminan con dinero de la corrupción?
El narcotráfico destruye vidas; la corrupción destruye el futuro.
El primero trafica con muerte; la segunda trafica con miseria.
En ese algoritmo de la maldad, el corrupto debería ocupar un lugar más alto que el narcotraficante.
Pero tristemente, todavía impera la doble moral: se castiga al que destruye con droga, pero se perdona al que destruye con poder.
