Cali, julio 13 de 2025. Actualizado: viernes, julio 11, 2025 23:27
Improvisación y choques innecesarios amenazan nuestro principal socio comercial.
Relaciones con EE. UU.: la cuerda floja de Petro
La crisis diplomática con Estados Unidos es la muestra más clara de lo riesgoso que resulta manejar la política exterior desde la improvisación y el impulso emocional.
Las acusaciones sin sustento, seguidas de retractaciones a medias y disculpas apresuradas, dejaron en evidencia lo frágil que se ha vuelto la relación con el país que representa el mercado más importante para Colombia.
Estados Unidos absorbe más del 27% de nuestras exportaciones. Gracias a ese intercambio, cientos de miles de familias colombianas tienen hoy un empleo y una fuente de ingresos.
Sostener y ampliar ese mercado es una prioridad económica, pero el gobierno parece ignorarlo cada vez que convierte un desacuerdo político en un pulso innecesario que termina debilitando la confianza mutua.
A esto se suma un contexto internacional nada favorable: récord histórico de cultivos de coca, negativas a extraditar criminales solicitados por la justicia estadounidense, acercamientos a regímenes que inquietan a Washington, y la amenaza siempre latente de sanciones arancelarias, como las que EE. UU. acaba de aplicar a Brasil, elevando al 50% sus impuestos de entrada.
El país necesita una política exterior firme y soberana, sí, pero también coherente y responsable.
Las ínfulas de gran líder global no sirven de nada si se sacrifica la estabilidad comercial y económica que sostiene millones de vidas.
El verdadero costo de tensar la cuerda con Estados Unidos no lo pagará este gobierno: lo pagarán los exportadores, los trabajadores del campo, los empresarios que pierdan contratos y, al final, toda la ciudadanía.
Con una economía que apenas crece y una inversión externa que se resiente, jugar a la confrontación solo nos aísla y nos debilita.
El desafío para Colombia es aprovechar cada oportunidad para abrir mercados y fortalecer relaciones que generen empleo y bienestar, no cerrarlas con desplantes.