Cali, julio 24 de 2025. Actualizado: jueves, julio 24, 2025 21:03
Liderazgo barrial, proyectos educativos y acción
Leonardo Valencia, el presidente de la JAC que está transformando Andrés Sanín desde adentro
La historia de Leonardo Valencia comienza mucho antes de que su nombre apareciera en alguna elección.
No hubo micrófono ni afiches. Su liderazgo se fue tejiendo entre reuniones de grupos juveniles, caminatas por el barrio y jornadas pastorales en el jarillón del río Cauca.
Fue allí, en La Playita —una comunidad afrodescendiente— donde entendió que el servicio no se impone, se vive.
Leonardo creció en medio de dinámicas comunitarias que lo empujaron a estudiar Trabajo Social en la Universidad del Valle. Más adelante, gracias a una comunidad religiosa, cursó Filosofía en Bogotá.
Al regresar a Cali en 2016, volvió a conectarse con su territorio, retomando procesos sociales en su barrio y en otras zonas de la ciudad, convencido de que la transformación comienza desde lo local.
Pero su historia dio un giro en 2022, cuando aceptó ser candidato a la presidencia de la Junta de Acción Comunal, JAC, de Andrés Sanín.
No fue una decisión planificada: “La gente me decía, ‘Leo, metete’. Yo no sabía mucho del tema, pero al final me postulé porque nadie más quería asumir”, recordó.
Fue elegido por votación popular, en un proceso sin controversias. Desde entonces, Leonardo lidera desde la JAC una gestión que mezcla persistencia, creatividad y trabajo colectivo.
Un cargo sin sueldo, pero con muchas batallas
Ser presidente de la JAC no es un puesto de oficina ni viene con salario. De hecho, Leonardo lo deja claro: “No tenemos ingresos. Todo lo que hago es desde mi bolsillo o con el apoyo de amigos de la obra”.
Aun así, impulsó transformaciones clave en Andrés Sanín, enfocadas especialmente en educación, infraestructura social y fortalecimiento del tejido comunitario.
Una de sus primeras apuestas fue con jóvenes en situación de vulnerabilidad. Junto con aliados institucionales y sin apoyo económico del Estado, logró que 16 jóvenes culminaran su bachillerato y accedieran a formación técnica en el SENA en áreas como la mampostería.
Hoy, muchos de ellos continúan sus estudios y participan en proyectos productivos como el manejo de un parqueadero comunitario.
Paralelamente, mujeres del barrio —vendedoras informales, madres cabeza de hogar, trabajadoras independientes— acceden a cursos en sistemas y emprendimiento.
La idea es ofrecer herramientas que les permitan mejorar sus ingresos y fortalecer su autonomía económica. “Es un orgullo verlas estudiar, avanzar, creer en ellas mismas”, señaló Leonardo.
La caseta comunal: un sueño de cemento y dignidad
Entre los proyectos más emblemáticos de la actual presidencia de la JAC está la recuperación de la caseta comunal. El espacio, que debería ser un punto de encuentro para la comunidad, se encuentra en condiciones precarias.
Ante la falta de recursos, la Junta decidió actuar. Liderados por Leonardo y la vicepresidenta, un grupo de vecinos puso en marcha una minga comunitaria.
Cada aporte cuenta: un bulto de cemento donado, una mano de obra voluntaria, un baño ofrecido por un vecino solidario.
El objetivo es claro: entregar una caseta renovada antes del final de su mandato en 2026, convertida en un centro para la formación cultural, educativa y social del barrio.
“No acepto plata, prefiero que nos den insumos”, explicó. Para él, más que la infraestructura, lo que se construye es sentido de pertenencia. “Que la gente diga ‘yo ayudé’, eso es lo más valioso”, insistió.
Proyectos con impacto y alianzas inesperadas
Como presidente de la JAC, Leonardo logró establecer vínculos con entidades como la Gobernación del Valle, el SENA y organizaciones culturales del territorio.
Uno de los logros más visibles fue la apertura del Centro Vida para adultos mayores, que hoy funciona en Andrés Sanín gracias, en parte, a la presión ejercida por la Junta y el trabajo articulado con lideresas comunitarias.
También gestionó mejoras en el alumbrado público y apoyó procesos culturales como la formación musical con flauta dulce para niños del barrio.
Además, promueve redes de colaboración entre la Policía, las parroquias, los comedores comunitarios, instituciones educativas y colectivos culturales como Impacto Social.
“Ha tocado tejer con muchas entidades que tienen sus propios intereses, pero la clave ha sido la interlocución y la confianza”, explica.
La Junta, según él, debe actuar como puente, no como muro. Y aunque admite que hay diferencias, resalta que los avances son posibles gracias a esa construcción colectiva.
Amenazas, frustraciones y la decisión de seguir
Pero no todo es gratificante. Como presidente de la JAC, Leonardo enfrentó amenazas, agresiones físicas y la constante tensión de estar expuesto. “Fui agredido por no prestarme a intereses políticos”, contó.
Los hechos fueron denunciados ante la Fiscalía, pero el temor permanece. A veces, su familia le pregunta por qué insiste. Y él responde que no se trata de él, sino del barrio.
Otra dificultad es la burocracia. Uno de los proyectos más complejos es la pavimentación de las vías. Aunque la JAC gestionó ante las autoridades competentes, los trámites son largos, costosos y muchas veces desalentadores. “Querer más y no poder por el papeleo es frustrante”, admitió.
A pesar de todo, sigue. Cree en el poder de lo comunitario, en la transformación desde lo cotidiano, en la justicia social como motor.
Su meta, más allá de los cargos, es dejar un legado tangible: una caseta digna, jóvenes formados, mujeres empoderadas y una comunidad fortalecida.
Un mensaje
Desde su experiencia como presidente de la JAC, Leonardo envía un mensaje a quienes se sienten llamados al liderazgo social: “Que sus sueños estén centrados en el bien común, siempre de la mano de Dios. La justicia y el desarrollo social sí son posibles”.
Insiste en que los líderes comunitarios no deben ser vistos como obstáculos, sino como puentes entre lo público, lo privado y la ciudadanía. “No estamos para destruir, sino para servir. Para incomodar, sí, cuando es necesario. Pero sobre todo para construir”.
Aún no sabe si buscará otro cargo cuando termine su mandato en 2026. Por ahora, sigue trabajando desde la JAC de Andrés Sanín, convencido de que el cambio real no siempre está en los discursos, sino en los actos silenciosos que sostienen los barrios día tras día.