Cali, abril 14 de 2025. Actualizado: sábado, abril 12, 2025 00:02
La revolución turística de Cali
Cali tiene todo para ser una potencia turística. Tiene sabor, ritmo, alma. Pero le falta algo esencial: pensar con tecnología.
No basta con tener cultura si no sabemos convertirla en una experiencia que el mundo quiera vivir, compartir y repetir.
En 2023, llegaron cerca de 712.000 turistas a Cali, pero más del 70% no pernoctó. ¿Por qué? Porque aún pensamos el turismo como si estuviéramos en 2000.
Mientras tanto, ciudades como Dublín entienden algo que aquí todavía no se ha procesado del todo: que el futuro del turismo se diseña con inteligencia artificial, datos y experiencia personalizada.
En lugar de vender la ciudad como un destino genérico, crearon un modelo donde cada visitante vive una versión única de la ciudad. Y no lo hicieron a punta de slogans: lo hicieron con tecnología real.
Dublín se alió con OpenAI. Desarrollaron un planificador turístico impulsado por inteligencia artificial.
Convirtieron su oferta cultural en recorridos inmersivos con realidad aumentada. Digitalizaron el corazón de la ciudad.
El resultado: más de 9 millones de turistas internacionales en 2023, y una derrama económica de 7.000 millones de euros. Eso no es magia: es estrategia.
Cali tiene algo que Dublín no: una energía viva en cada esquina, una gastronomía sin igual, una estética urbana que mezcla lo clásico con lo urbano en segundos.
Pero no lo hemos contado con datos, ni lo hemos transformado en producto turístico inteligente. Seguimos creyendo que una guía impresa y un guía turístico bastan.
Imaginen esto: un turista en Canadá entra a una plataforma de IA, y en segundos recibe un itinerario personalizado para Cali.
Incluye recorridos por San Antonio en 3D, clases de salsa con tecnología inmersiva, y experiencias gastronómicas gestionadas por emprendedores locales con pasarela de pago y confirmación por WhatsApp Business. Todo en su idioma. Todo en su moneda. Todo en su ritmo. Eso es turismo inteligente.
Si queremos que Cali sea más que una ciudad con buena vibra, debemos pensarla como un ecosistema digital de experiencias.
Necesitamos corregimientos conectados, arte urbano con sensores de interacción, mapas en realidad aumentada, y sobre todo: emprendedores formados en el uso de inteligencia artificial como herramienta comercial, no como curiosidad académica.
Lo que viene no es una competencia entre ciudades, sino entre modelos mentales.
Las urbes que entiendan cómo la IA transforma el comportamiento humano serán las que se lleven los flujos turísticos, la inversión y el posicionamiento global.
Las que sigan dependiendo solo de ferias y slogans serán anecdóticas.
Cali no puede quedarse con el alma del siglo XX si quiere competir en el turismo del siglo XXI.